El Perfecto Anfitrión

El Perfecto Anfitrión: ¿Jugamos al Gato y al Ratón?

Poco a poco nos vamos acostumbrando a un tipo de humor fácil y previsible made in Hollywood que acaba por manejar hasta el momento en el que tenemos que reírnos y de qué debemos hacerlo, precisamente por eso resulta un alivio encontrar de vez en cuando películas que provengan de la meca del cine pero que se escapen de lo que hoy en día entendemos por comercial, lo que nos hace recordar (porque parece que a muchos ya se les ha olvidado) que hay muchas más maneras de hacer cine y de contar historias y que podemos decidir nosotros mismos cuándo, cómo y por qué nos reímos. Tal vez el humor negro no resulte rentable en taquilla, salvo contadas ocasiones en las que son los hermanos Coen o Alex de la Iglesia quienes dirigen el film, y por eso se estrenan o llegan a nuestro país con cuentagotas, pero es precisamente por eso por lo que se muestran como una alternativa poco frecuente y recomendable de escapar un poco de las corrientes cinematográficas del momento.

 

En el caso de El Perfecto Anfitrión (basada en el cortometraje The Host, del mismo director: Nick Tomnay) nos encontramos con una comedia negra, sí, pero eficazmente fusionada con un thriller psicológico que recuerda en muchas ocasiones a Hard Candy aunque con un ácido toque cómico distintivo. Toda la trama sucede prácticamente en el mismo escenario: una casa, salvo la introducción (para meternos en contexto) y el desenlace, aunque paralelamente nos encontramos con flashbacks del protagonista que, además de dosificar eficazmente la información, encajan perfectamente con la historia y luego resultarán esenciales para el desenlace, al igual que las breves presentaciones del comisario que está analizando el caso del delincuente John Taylor, que con astucia consigue ser invitado a la casa donde será el protagonista de una historia que jamás hubiera imaginado.

 

El Perfecto Anfitrión

 

 

En el guión encontramos multitud de giros que dan un cambio a la historia, nos hace creer que va a tirar por un lado, y cuando parece que hemos conseguido hacernos a la idea, tenemos que mentalizarnos de nuevo, esto mantiene la atención del espectador a un ritmo constante durante toda la película, manteniendo el interés y expectante de lo que pueda pasar. Pero eso no podemos agradecérselo únicamente al guión, la actuación de los protagonistas tampoco pasa desapercibida, en la mayor parte de la película vemos únicamente a dos personajes: John Taylor (Clayne Crawford) y Warwick, el anfitrión, (David Hyde Pierce) que consiguen centrar nuestra atención de manera eficaz y adaptarse en todo momento a los giros que se plantean, tanto en la historia como en la actitud de sus personajes.

 

Además debemos reconocer mérito también al plano estético, creado también para favorecer ese ambiente de thriller: una decoración sobria, colores fríos, una iluminación perfectamente ajustada, etc. y gran cantidad de planos detalles que nos anticipan a lo que va pasar pero sin dejarnos ver lo que está sucediendo en ese momento. Todo ello tratado de una manera muy elegante y casi imperceptible, lo que presenta aún más mérito al cuidadoso trabajo que, sin que nos demos cuenta, consigue sumergirnos un poco más en esa atmosfera tragicómica de tensión.

 

 

El Perfecto Anfitrión

 

 

Tampoco podemos pasar por alto el tema de la banda sonora de John Swihart (creador de bandas sonoras como Napoleón Dynamite o de Como conocí a vuestra madre). En la introducción de la película, donde se incluyen los créditos, suena de una manera muy acertada el clásico “Wanna be in LA”, donde se desarrolla la acción, pero esa irónica introducción no es lo único, en todo momento se suceden todo tipo de canciones: música clásica, latina, rock… perfectamente ajustadas al guión, y en los momentos clave la banda sonora ayuda a sumergirnos más en ese clima de thriller en el que tanto ha trabajado el director por crear.

 

No voy a decir que es el mejor thriller ni la mejor comedia negra que he visto, pero sí que merece la pena disfrutar de vez en cuando de algo poco frecuente en nuestras pantallas y disfrutar de una película diferente con un trabajo genial. La originalidad es algo a valorar hoy en día.

 

 

 

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