La víctima perfecta

La víctima perfecta: Otro perturbado en Nueva York

 

Ya estamos acostumbrados a ver a grandes actores desfilar por la pantalla grande para hacer películas mediocres o lo siguiente. Es el caso de Robert de Niro, Al Pacino, y ahora le toca a Christopher Lee y a Hilary Swank, que aún no es un mito como sus compañeros, pero podría llegar ese día.

 

El director, Antti Jokinen es un principiante en esto de la dirección de cine. Él es un creador de videoclips, llevando a buen fin trabajos para Anastacia, Celin Dion o Thalia entre otros. Pero yo me pregunto, qué ha llevado a la señorita Swank a producir este film. Alguien de su calidad podría embarcarse en otras aventuras más provechosas, con más interior y más alma; más contenido al fin y al cabo.

La víctima perfecta

Hablando un poco sobre las virtudes y errores de la película, el argumento no desborda originalidad, más bien es otra forma de ver la una idea ya vista en multitud de ocasiones. El guión es predecible, sin sorpresas, salvo un sustillo fácil que puede hacer saltar al menos precavido. No es una película de miedo, sino de suspense. Pero este no llega a existir jamás. Los personajes, ya vistos, sin ningún concepto nuevo, no llegan a realizar la noble tarea de atraparnos entre sus garras invisibles.

 

Las actuaciones no van tampoco más allá. El, a priori desconocido Jeffrey Dean Morgan, de auténtico parecido con nuestro internacional Javier Bardem, quizás es el que más sobresale, con su personaje atrapado en las mas hondas perversiones y capaz de pasar de un plano a otro, de un estado de total descontrol a una aparente rectitud moral. Es el personaje el que le permite al actor destacar un poco más sobre el resto del elenco. Pero puede llegar a hacer gracia, en vez de dar pavor o nerviosismo, depende de la sensibilidad del espectador. La buena de Hillary, a pesar de su gran capacidad interpretativa, nos muestra un personaje plano, sin esencia, como nos tiene acostumbrados últimamente. Y por supuesto el eterno Saruman, Christopher Lee. La película gira en torno a la pareja protagonista (pervertido vs. víctima) y eso hace que Lee aparezca muy poco, con un papel sin importancia, y que desaparece de la forma más tonta, sin sentido. El guión hubiese ganado con más presencia de este personaje, que podría haber dado mucho más juego ya que lo poco que sale deja caer varios granos de intriga al pastel.

 

Es sólo una película más, que caerá en el montón de los olvidados, esas películas que no tuvieron la grandeza de, al menos, intentar hacer historia, aunque sea con la excusa más tonta.

La víctima perfecta

 

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