Ira Sachs: «Quería hacer una película abierta y muy accesible»

Una historia de amor como otra cualquiera. Con sus problemas, sus achaques, y, aunque parezca asombroso, con impedimentos a cierta edad. Ira Sachs ofrece un relato cercano sobre un amor consolidado, en familia y en la gran ciudad, El amor es extraño. Para la cita ha contado con John Lithgow y Alfred Molina, una pareja ficticia con mucha química. En San Sebastián Sachs hablaba sobre esta tesis sobre el amor a ciertos años.

P: La película tiene un toque muy costumbrista, muy familiar. ¿Desde el principio tenía esa idea en mente?
R:
Todas mis películas son acerca de la domesticidad, la intimidad, en el entorno familiar. Creo que es allí donde la gente se revela a sí misma, y es lo que me interesa. Al empezar a escribir el guion, Mauricio Zacharias y yo vimos muchas películas de Ozu y también de Woody Allen, como Hanna y sus hermanas. Son esas historias las que nos dieron permiso para seguir a familias en su vida diaria.

P: El amor es extraño muestra el Nueva York que permite el matrimonio homosexual, refleja normalidad pero luego a George (Alfred Molina) le echan de su trabajo. ¿Es un tipo de reivindicación de que no todo aún está tan conseguido?
R:
No se avanza culturalmente sin que haya piedras en el camino. Lo que me interesaba era ser exacto con el tiempo en el que vivimos y con los cambios de ese tiempo. Pero realmente, con los problemas y conflictos que surgen al inicio de la película, lo que sí espero es que revele la doble esperanza, el enorme amor que hay alrededor de la pareja, no solo dentro. Espero que cuando la gente salga del cine piensen en una gran familia que está conectada.

P: ¿Pensó desde el principio en los dos actores?
R:
No, para nada. Cuando escribo un guion normalmente pienso en gente que me han rodeado, en gente de mi vida antes que en los actores. Luego llegan éstos, y en realidad la película es un proceso de entrega en el que pasas tu trabajo a los actores. Lo que ayudó mucho a la película fue el hecho de que John Lithgow y Alfred Molina son amigos desde hace 25 años. Su amistad aportó mucho en el rodaje, permitió esa intimidad que refleja.

P: En su anterior película, Keep the lights on, el amor que se ve es el de dos jóvenes, pero todo es mucho más extremo y mucho más sufrido, mientras que aquí son una pareja más consolidada, son mayores ¿Quería reflejar cómo son las relaciones según a qué edad?
R:
No es exactamente eso. En este caso, para esta película me inspiré como he dicho en gente que me rodea. Como mi madre y mi padrastro, que llevan juntos cuarenta años, y también en gente que no vive con nadie, pero que se siente cómoda consigo misma, mientras que no era el caso en absoluto con Keep the lights on. Ahí la gente no estaba bien con su propia situación.

P: Sí, porque es impresionante la diferencia entre las dos historias. Los tipos de iluminación son opuestos totalmente. Aquí es muy real, y la anterior era extrema, con amarillos y azules.
R:
Eran dos directores de fotografía distintos, griegos los dos. En este caso, quería hacer una película abierta, muy accesible. No quería oscurecer la historia. No quería crear una niebla, para que llegara más directamente. Quería conectar con la audiencia. ¿Tú podías empatizar con los personajes de Keep the lights on?

P: Bueno, en cierta manera sí, porque es un amor sufrido, y la gente en su juventud tiene relaciones tormentosas, es algo que no es raro…
R:
¿Ves? Yo es que ya no quiero sufrir más. No quiero tener ni relaciones turbulentas ni pasar por tormentas. Creo que era importante tener para la relación de Ben (Lithgow) y George (Molina), aquí en El amor es extraño, el hecho de que yo ya me siento más cómodo conmigo mismo. Y no estoy dispuesto a aguantar otras cosas. Eso ya les toca a otros. Estoy dispuesto a aceptar mi parte de responsabilidad dentro de una relación.

P: Y pese a que es una relación muy normal, el título es “El amor es extraño” ¿A qué se refería con ello?
R:
Pues que el amor es extraño (ríe). Es único, diferente para cada uno de nosotros, cada uno lo experimenta a su manera. Cada uno lo recibe y lo da de una forma distinta. Y también extraño en el sentido shakesperiano, mágico. Para Shakespeare «extraño» siempre fue «mágico», así que de alguna manera este filme ser del género cómico, mientras que Keep the lights on será de trasfondo trágico.

P: Ha dicho que se inspiró de su madre y su padrastro, ¿Esta película se puede contar con una pareja heterosexual? Porque mucha gente sigue diferenciando entre cine gay y cine hetero.
R:
La sexualidad es uno de los elementos que define al individuo, es muy importante quién amamos, define nuestra vida pero no es lo único.
Yo prefiero la diferencia entre buen cine y mal cine. Entre estos dos grupos, prefiero pertenecer al primero, y lo que quiero es inspirar, ponerme retos para ofrecer películas de calidad dentro de una historia -la del cine- que lleva ya 120 años, en donde están Pasolini, Fassbinder,… Nadie les catalogó como cine gay: simplemente hacían buenas o malas películas.

P: La película se ha movido por varias festivales ¿Cómo se mueve uno en ellos?
R:
La película se estrenó en Sundance en Enero de este año y después fue a Berlín, ha hecho un recorrido por varios países. Desde luego el primero siempre es el más tenso, porque económicamente es muy importante: es cuando se vende la película. Y es donde hay que trabajar más. Luego ya es otra cosa, es una forma de conectar con la cultura de un país donde los muestras, con el público diferente cada vez, y también es una forma de respetar el camino de la película en todos estos países.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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