Bárbara Lennie: «Carlos Vermut es un gran defensor de los personajes femeninos»

Doble ración de galardones en San Sebastián, una estupenda misiva de Pedro Almodóvar hablando maravillas de ella, la crítica rendida… la segunda película de Carlos Vermut no hace más que acaparar los focos y todos quieren hablar de ella. Así nos encontramos a Bárbara Lennie, en el que es además uno de sus años más fructiferos a nivel profesional, con tres estrenos, dos obras de teatro y una serie en el horizonte. Charlamos sobre Bárbara, su personaje, las influencias e intenciones de Vermut con Magical Girl, y de sus aspiraciones futuras detrás de las cámaras.

Pregunta: Si te parece, empecemos hablando un poco de Misántropo, la obra con la que has estado girando girando.
Respuesta:
Retomamos ahora la gira por España y hacemos El Lliure a finales de noviembre, principios de diciembre; y he estado de gira en Latinoamérica con La función por hacer. Así que feliz, [Misántropo] tiene vida hasta el año que viene y es un espectáculo que me encanta hacer. Es de los que más he disfrutado con Miguel [del Arco] con diferencia.

Bárbara Lennie en Magical Girl

P: Magical Girl tiene algunos puntos en común con Stella Cadente, en cuanto a su apuesta formal de huir un poco de lo convencional, de apostar por esa extrañeza, de poner las cosas difíciles al espectador, por así decirlo.
R:
Sí, es verdad lo que dices, detrás de ambas hay una visión muy particular de un creador. La gran diferencia es que Stella Cadente es un guion mucho más abierto, digamos como que se dibuja más la historia por como está rodada y por el lugar, por la foto, por las creaciones de Alex Brendemühl más que por el guion. Luis [Miñarro] hacia mucho hincapié en que se aportaran cosas al rodaje. Muchas de las secuencias que están en el corte final no estaban escritas, fueron invenciones en el momento. En cambio Magical Girl es un guion muy cerrado, muy poderoso, con unos personajes superdefinidos y que además ha sido la base de nuestro trabajo, al que nos hemos agarrado todos como un clavo. Porque unos sabíamos más de Carlos [Vermut], otros menos, pero de repente te llega una historia como esta y dices, “vale, esto tiene cosas, es sugerente”.

P: A la hora de prepararte el personaje tampoco sabías muy bien de donde venía, Carlos no te había dado el contexto o pasado del personaje. A ese nivel imagino que para prepararlo vas un poco a ciegas. Tienes el libreto, pero más allá…
R:
… Sí, porque además es un personaje en el que todo eso juega mucho. Juega mucho de dónde viene, juega mucho en su presente. Está constantemente ahí. Pero no, con Carlos no hablamos prácticamente nada de eso y él hizo mucho hincapié en que lo que quería es que yo completara. Que yo me hiciera mi historia sobre Bárbara y que aportara lo que yo creyera o supusiera que hubiera pasado. Y como coincidimos –es decir, no fue una cosa hablada, pero después cuando te pones a trabajar él estaba de acuerdo con mi propuesta–, fue muy fácil. Pero ni siquiera nos pusimos de acuerdo con Luis Bermejo o con Damián [José Sacristán], que supuestamente tienen un vínculo desde hace años, desde que ella es una niña y él profesor. Es curioso, porque en general muchas veces eso se pone en voz alta, pero en este caso no. Para mí fue un reto importante. Fueron muchas semanas de llevar el guion conmigo siempre, de leerlo muchas veces hasta que empieza el imaginario a funcionar. Y dices, “ah, vale, empiezo a entender por dónde puede ir”.

P: El personaje tiene un punto muy perverso. Ese sentido del humor que tiene. Pienso por ejemplo en la escena del bebé, reconozco que me reí.
R:
Yo también (ríe).

P: Pero claro, lo sacas de un contexto. La broma que hace no viene a cuento. Es un tipo de humor que nos puede provocar rechazo, pero alguna vez todos hemos bromeado con ese tipo de temas.
R:
Si, totalmente. Bueno, ten en cuenta que ella ni siquiera maneja mucho el sentido del humor. Quiero decir, que es a su pesar. No es un personaje que busque, si te das cuenta no se cuántas veces sonreímos en la película. Pero, creo que es una como mucho. O ninguna. No sé. Es un personaje que vive en la cuerda floja, vive tratando de aferrarse a un cotidiano que la contenga y que la mantenga en sus márgenes buenos, porque si sale de ahí sabe que puede ser absolutamente destructiva. Y de eso trata la película. De esa cuerda.

Bárbara Lennie e Israel Elejalde en el rodaje de Magical Girl

P: La película habla de las pasiones, de esa lucha contra uno mismo. También es una historia de venganza al final. Todos se mueven un poco por ahí, por esos deseos de intentar aplacar esos demonios internos o al contrario, dejarlos salir para convertirse en ese vengador, por así decirlo.
R:
Totalmente. Bueno, ten en cuenta que también a Carlos le gusta mucho la literatura japonesa, el cine japonés, coreano… y los asiáticos tienen mucho de eso. Cuando te digo también que tenía algo shakesperiano es porque son personajes en busca de un destino final trágico, donde juega la venganza, la violencia, lo sangriento. Y todo esto está en la película. Está de otra manera, como destilado, pero está. Una de las películas que vi antes de empezar a rodar fue Sympathy for Lady Vengeance, que es una locura. Y es una heroína extraña. Yo sentía que Bárbara de alguna manera era una de esas heroínas. Una heroína maquiavélica, pero tenía algo de eso, de un personaje que no tiene que ver con lo cotidiano que a mí me rodea. Tenía otra cosa.

P: Bárbara manipula un poco y actúa de esa forma, pero al final todo es por proteger a su marido.
R:
Claro. Yo creo que los tres personajes intentan hacer lo mejor posible lo que pueden hacer. Es decir, no creo que sean malos, creo que en una circunstancia de no salida, de no retorno, toman unas decisiones que son las que no les queda otro remedio que tomar. Pero todos lo hacen por preservar lo que quiere una hija, el amor de su pareja o el extraño amor que tiene ese matrimonio, y en el caso de Damián, a Bárbara, aunque después todo se les viene encima.

P: Es muy llamativa la forma que tiene de retratar a los personajes femeninos. La importancia que les da. Lo bien cuidados que están. Que es lo que hablamos siempre, que no suelen estar muy cuidados y están más bien en roles secundarios,… pero Carlos, un poco la influencia de Almodóvar viene por ahí… Es un tipo que con dos películas tiene ese imaginario ya y…
R:
Sí, porque en Diamond Flash estaban absolutamente impresionantes las actrices. Es de las cosas que más me llamaron la atención, había muchas actrices muy buenas que yo no conocía y que me descubrió. Y que además estaban maravillosas. Y como tú dices, es que no es nada fácil encontrar proyectos con personajes femeninos que estén bien. Muy complicado.

P: Con tu personaje se ve un poco lo mismo. Son personajes que se van un poco de la norma. Te pones a ver la película y Sacristán está muy bien, Luis también… están todos muy bien, pero es por ejemplo tu personaje el que tiene realmente algo dentro que te atrapa como espectador, ese magnetismo que tiene, ese misterio que la envuelve al final, ayuda mucho a que el público entre con ese personaje.
R:
Me alegro. Me alegro porque esas son cosas que yo no sé porque estoy dentro, porque todavía no he podido ver la película con tranquilidad y no sé muy bien qué cosas funcionan, qué no, hasta qué punto engancha o… como sabes todo es difícil. Pero sí, es curioso, no había pensado en el paralelismo con Almodóvar en esa cosa de hablar de las mujeres y siendo muy diferente y universos muy diferentes. Pero es verdad que tiene algo de eso, sí. Igual es un gran defensor de los personajes femeninos. Vamos, en muchas de las películas que le gustan son mujeres las que están al frente de ellas.

Bárbara Lennie en Magical Girl

P: En algunas entrevistas suyas suele citar como referencia a Tarantino, que es otro director caracterizado por construir personajes femeninos fuertes.
R:
Sí, claro. Tarantino… es que son además referentes todos muy diferentes. Antes me hablaban de que en otra entrevista Carlos habló del personaje de Maléfica. O Alicia en el país de las maravillas… hay cosas muy complementarias de alguna manera en su universo, pero muy diferentes. Sí, es verdad.

P: Y en tu caso, a la hora de abordar el trabajo, sin tener esas indicaciones por parte de Carlos sobre el pasado del personaje, ¿has buscado algún tipo de referente? ¿Cómo has hecho esa búsqueda del personaje?
R:
Bueno, no me dio pautas sobre el pasado, pero sí sobre la película que quería hacer. Y sobre el tono de la película que íbamos a rodar, que para mí es fundamental. Me pasó mucha música que él había utilizado para trabajar. Muchas imágenes, muchos cuadros, fotografías, películas de las que me habló… –y todo eso en un trabajo como este donde también hay algo de estilo que es importante entender–, me sirvió muchísimo. Y después me aferré mucho a construir algo que me sirviera para estar frente a la cámara y frente a estos personajes con una Bárbara donde yo estuviera cómoda. Tenía que ver con algo bastante sensitivo, después de un trabajo muy racional había algo muy de una mirada, de una energía particular, de una energía pausada pero volcánica, de la no relajación interna… por ahí me fui enganchando a diferentes cosas.

P: Teniendo en cuenta este tipo de referencias de las que hemos hablado, tan digamos, accesibles al público como Tarantino, me resulta muy llamativo el tema de las etiquetas. Entiendo que los medios tenemos esa fijación, esa necesidad de catalogar, de etiquetar a los directores, actores, películas… pero claro, no sé hasta qué punto eso es molesto y sobre todo, puede ser al final contraproducente, porque si empezamos a catalogar a una película de está dirigida a una minoría, es indie…
R:
Sí, es una pesadez eso. Es un coñazo. Si tú cuando presentas la película dices “es una película muy especial, muy rara, para un espectador inteligente”… No me lo parece tanto. Si este es el nivel que tenemos de que una cosa es difícil, estamos jodidos. Quiero decir, no me parece una película especialmente cifrada, compleja… al contrario, creo que hay un nivel de la película que es muy para todo el mundo. Y yo creo que los propios cineastas o actores que hacemos a veces películas más particulares y otras veces más comerciales, ninguno tenemos el deseo de querer ser solo el otro cine. O indie, o… es bastante pesado. Es una etiqueta que después es verdad que pesa. Y creo que hay que quitarse prejuicios en ese sentido. También como espectadores. Nos pasa a todos.

P: Me da la sensación de que, en el caso de Magical Girl, hablamos de que es una película que hay que ver, que al público le va a encantar, una película muy especial –en el buen sentido, de que es una película que llena mucho al espectador–, pero al mismo tiempo estamos hablando de que es una película indie, que es una película muy compleja, muy particular… al final lo que estamos haciendo es alejar al público, creándole prejuicios.
R:
Claro. Hombre, es verdad que también es la película que ha querido hacer Carlos, y es una película muy personal. Y evidentemente uno cuando no hace concesiones con respecto a como quiere contar las cosas, ganas unos espectadores y pierdes otros. Es decir, que no creo que tampoco la película tenga la ambición de ser vista por todo tipo de gente. Es absurdo. La aspirina la tomamos todos, nada más. El resto elegimos. Pero sí que creo que hay un público potencial que es muy amplio que le apetece ver una buena película. Una buena historia. Y que a lo mejor no es el espectador de la Cineteca, es un espectador medio. O sea, mis padres son un buen reflejo de un espectador medio y están deseando ver la película. Además porque estoy yo, pero ya leyeron el guion y les encantó. Realmente me parece que no es minoritaria la película. En absoluto.

P: La película hace uso de una extrañeza, un toque, digamos, surrealista, que son herramientas que usadas de la forma correcta ayudan a hablar de temas muy de actualidad. Aunque no hable directamente de ninguno de esos temas, la crisis está muy…
R:
… está latente todo el tiempo. Es un Madrid deprimido. Es un Madrid deprimente y deprimido con personajes como Luis, que ha perdido su trabajo, que está vendiendo sus libros, que vive en una casa como… esas calles… sí. Como espectadora me gusta mucho ver una película donde hay algo de lo que me está pasando, que lo puedo ver reflejado y que siento cercano.

Bárbara Lennie en Magical Girl

P: Por ejemplo, la escena en la que Luis tiene que vender sus libros, resulta muy impactante en cuanto a todo su significado. Tanto en la forma que tenemos de percibir la cultura mayormente en España, como ese tema de la crisis, la cultura la vendemos al peso básicamente.
R:
(Ríe) Sí. Un poco sí, la vendemos al peso. Quién da más, ¿no? Es bonito.

P: Bueno, bonito y un poco deprimente también, ¿no?
R:
Es bonita la comparación. ¡Es un horror! Es muy triste. Yo creo que la película en eso es un mazazo.

P: Esa influencia del cine asiático de la que hablábamos, la vemos también por ejemplo cuando llegamos a la parte central de la película, más íntima, en la que entramos dentro de los personajes… el ritmo decae un poco, se alarga el tempo narrativo.
R:
Es intencionado por su parte, es así porque fue rodada así. Es una película muy montada en cámara, con muchas secuencias largas, planos secuencias donde hay poca posibilidad de acortar o alargar. Quiero decir, la secuencia es lo que es porque la rodamos así. Y no hay mucho más que hacer. Y en eso Carlos como director es superpreciso. Las pausas, los silencios, el ritmo de las secuencias para él es fundamental.

P: Hay una escena, en la que te encuentras en la entrada a la puerta del lagarto negro, que me resulta muy interesante. Se entrevé que dentro sucederá algo terrible, pero no se muestra. En lugar de mostrar, lo esconde y deja que el espectador sea quien imagine. Carlos decide cortar antes de enseñar nada. Lo hace justo en un momento en que el espectador se queda hecho polvo, por así decirlo, porque después vemos las consecuencias.
R:
Sí, es una herramienta, esa cosa de que te implicas y cuando crees que te estás implicando, te saca. Se aleja de ti como espectador. A mí particularmente ya me pasaba en el guion, me encanta que eso sea así. Porque creo que puede ser tan poderosa tu imaginación que es mucho mejor que seo sean elipsis. A veces se enseña de más.

P: Es un poco lo que hacía en Diamond Flash, recuerdo por ejemplo la escena en el baño de Eva Llorach con el hermano. Que si tenía las fotos o no las tenía.
R:
Totalmente. Se repite (Ríe).

P: Dejando a un lado la película… Has comentado en alguna ocasión que te gustaría dirigir más adelante, sobre todo teatro.
R:
Sí, vamos a ver como se confirma esto, como lo hago. No tengo ninguna prisa, no es una cosa que diga que tengo que hacer o que creo que lo haré cuando las cosas que tengo dando vueltas cuajen. Lo haré cuando me sienta con la tranquilidad y con la capacidad de hacerlo, porque tampoco es nada fácil. Pero sí, me apetece mucho. Sobre todo porque tengo ganas de contar algunas cosas y de trabajar con algunas personas y a mí me gusta mucho pensar. No soy una actriz que me den las indicaciones y las hago y me desentiendo. Me gusta mucho el proceso creativo. Me gusta entender lo que estoy haciendo, me gusta pensar el teatro también desde fuera, no solo desde dentro. Y también me pasa con las películas. Con lo cual siento como que es un paso lógico que tengo ganas de dar.

Bárbara Lennie y José Sacristán

P: Como futura directora, ¿tienes algún tipo de referente? De alguien que digas, me gustaría no asemejarme, pero sí creo que es la dirección a la que me gustaría ir, en cuanto a tono, en cuanto a forma de trabajar…
R:
Hombre sí, varias cosas muy diferentes unas de otras. Me gusta mucho una compañía valenciana que se llama El Pont Flotant que hacen un teatro como de entretiempo, como un teatro de las horas de espera. Es muy, muy particular. Me gusta mucho, por otro lado, [Piort] Fomenko, un director ruso maravilloso. Me gusta como utiliza por ejemplo Ivo van Hove, que es un director belga que trabaja en Alemania, todo el mundo de las diapositivas, de lo visual, porque creo que necesariamente también en mi historia siempre está el cine. Y eso también me gustaría que entrara de alguna manera en la función. No sé, ya veremos.

P: ¿Y en ese sentido el cine no te llama la atención a la hora de ponerte tras las cámaras?
R:
Sí me llama la atención. Claro que sí. Lo que pasa es que me resulta como más… hay tanto alrededor y es menos artesano, que me resulta más complicado pensarlo. Pero sí, me he comprado una cámara y voy rodando cosas. Hablaba el otro día con Isaki [Lacuesta] y me decía, “no seas imbécil, tienes mucha gente alrededor que llamas y puedes armar un equipo fácilmente y te pueden ayudar, que no sea por miedo”. Y dije, “bueno, pues es verdad, a lo mejor tienes razón y estoy dando vueltas al teatro cuando en realidad quiero hacer una cosa cinematográfica”. Pero todavía no lo sé.

P: Siempre podrías tirar por una película con una puesta en escena muy teatral.
R:
También, claro. Puedo mezclar ambas cosas. Ya veremos. Ahora mismo no tengo mucho margen de tiempo para hacer nada. Pero le doy vueltas. Me acompaña.

P: Bueno, claro, con la obra girando por ahí, luego con la serie El Incidente, que no sé si habéis acabado de rodar…
R:
… No, acabamos a finales, en diciembre. Y luego tengo unas sesiones con Federico Veiroj, el director uruguayo. De aquí a diciembre digamos, es imposible. Y el año que viene ya veremos.

P: Pero eso es bueno.
R:
Sí, sí. Genial. No me quejo. Estupendo.

Bárbara Lennie en Magical Girl

P: Y sobre El Incidente que nos puedes comentar.
R:
Pues te puedo decir que es una serie de la que puedo hablar muy poco, porque desvelas todo enseguida, ya en cuanto hablo solo de mi personaje. Puedo decir muy poco porque si no me cargo lo divertido que tiene la serie. Se sitúa en un pueblo perdido en una montaña en el que hay una tormenta cuando empieza la serie y a partir de ahí empiezan a suceder algunas cosas extrañas. Es como ciencia ficción con misterio. Tiene un tono extraño.

P: ¿Está planteada como serie con varias temporadas o un formato más tirando a la miniserie?
R:
La idea es que no se alargue. No me acuerdo cuántos capítulos, pero tiene que tener un fin, porque si no, puede pasar que se alarga eternamente la trama y no vaya a ningún sitio.

P: Leyendo la premisa, el miedo que puede haber es ese…
R:
… Claro. Como pasaba en Lost, que de repente llevaban seis temporadas y ya no sabías de qué estaban hablando. No, la idea es que sea una cosa cerrada.

P: Por último, ¿qué tal con la peli de Isaki Lacuesta? No sé si se estrena al final este año o para cuando va.
R:
Bueno, yo tampoco lo sé porque no he hablado con Isaki después de Donosti, y no tengo ni idea. Pero creo que están pendientes de encontrar distribuidora. Yo estoy muy contenta y muy feliz de haber participado en la película. Ha sido un tour de force para todo el equipo de Isaki, para él básicamente y me parece que es una gamberrada de película total. Y que es muy divertida.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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