Después de definir las posturas de los principales actores de la historia, en los tres números que ahora nos ocupan Tom Taylor hace lo propio con el resto de héroes con el objetivo de ir preparando el tablero de la que se espera que sea una batalla de proporciones épicas. Superman y Wonder Woman por un lado y Batman por otro. Los Flash, Aquaman, Nightwing y demás justicieros deben posicionarse de uno u otro lado. De sus movimientos podremos empezar a medir las fuerzas de cada uno.

La dinámica que siguen estos cuadernos que van del #4 al #6 es muy similar a la del #3, en el que la atención se centraba en un único protagonista para ir escudriñando sus motivaciones, aunque siempre con el creciente distanciamiento entre Bruce Wayne y Clark Kent como telón de fondo. Así, en Injustice #4 entra en escena el reino de Atlantis, que reta a esta pervertida Liga de la Justicia y hace una demostración de fuerza. Sin embargo, la posición de Aquaman en el conflicto que nos ocupa está muy supeditada a su condición de monarca; un aspecto que queda muy bien reflejado en las últimas dos páginas de una grapa en la que, además, la figura de Wonder Woman como estratega se ve acrecentada. Como ocurría en los tomos anteriores, en un mundo de blancos y negros Batman y la amazona son los únicos que parecen capaces de nadar entre los grises. A este respecto, tanto Diana como Catwoman (que hace su aparición en Injustice #6), van definiéndose como auténticas líderes en la sombra. Esa primera imagen de apoyos incondicionales pronto da paso a otra de confidentes, consejeras y, en última instancia, de guías, de adalides que, en la práctica, convierten al hombre del mañana y al cruzado enmascarado en sus lugartenientes y paladines.

Injustice #5 vuelve a poner su atención en dos de los personajes más reconocibles de la editorial: Flash y Robin. En ambos la intención de Tom Taylor es la de sembrar la semilla de la duda respecto al camino que han decidido escoger. No falta la acción, pero la fuerza de este número radica en los dilemas internos que presentan los personajes. Es en este punto también cuando las posiciones de Batman y Superman se muestran ya irreconciliables. El kriptoniano cada día es una sombra mayor del héroe que un día fue, pero lejos de mostrar signos de debilidad o de duda, se muestra convencido de que el camino que ha decidido emprender es el correcto. «… Una vez justificas algo puedes hacerlo una y otra vez. Se vuelve más fácil. Lo correcto y lo erróneo se difuminan«.

La sexta entrega de Injustice es, junto al número que abría la colección, una de las historias que más fuerte impacto han provocado en el lector. Con nuevos aliados sumándose a cada bando (con atención especial a Catwoman), el interés de esta lectura está en la figura de Batman, que tras varios números mirando a todo el mundo por encima del hombro, se ve arrastrado a la tragedia y se ve abocado a un sufrimiento equiparable al de Clark. Entre críticas a los verdaderos criminales de la sociedad (tiene gracia que quien ponga los puntos sobre las íes sea Selina Kyle) este cuaderno supone un punto de inflexión en la cabecera. Aparte del componente emocional y reivindicativo que tiene, Taylor y su equipo vienen a decirnos algo así como: Lo que hemos visto y sentido hasta ahora no eran más que los preparativos para todo lo que se nos viene encima.

Un apunte para cerrar. El ritmo que le imprime el guionista sigue siendo demasiado alto. Priman la acción y los giros que nos dejen con la boca abierta, pero la historia no deja de pedir un tempo más pausado que permita explorar este mundo y estos personajes a nivel que vaya más allá de la concepción como producto de consumo ligero. Como en cualquier distopía que se precie, el potencial metafórico y crítico de Injustice es enorme, pero no parece que sea la lectura que quieran hacer los artífices de la colección.