Cuando un hombre vuelve a casa

Cuando un hombre vuelve a casa: El regreso tardío de Vinterberg al cine danés

Cuando se trata de cine danés, o simplemente europeo o no-americano, parece que gran parte del público lo rechaza sin más, por lo general se ve como un cine lento, demasiado descriptivo, no participan estrellas internacionales y, comercialmente, no suelen reportar mucho beneficio. Ese es uno de los motivos por los que esta película ha tardado tanto en estrenarse. Fue rodada en 2007 por Thomas Vinterberg pero llega a nuestro país con cuatro años de retraso después del éxito que despertó entre la crítica su última película Submarino (2010).

 

Vinterberg, consagrado director danés famoso por pertenecer a un grupo de directores propulsores del movimiento Dogma 95 (entre ellos Lars von Trier), dice volver a sus orígenes tras un exilio voluntario por otros países y otros cines. Pero este regreso no se queda más que en un intento forzado de comedia con unos personajes tan excesivamente complejos y con un drama personal tan grande que resulta complicado reírse con sus historias.

 

Se nos presentan unos personajes atormentados que arrastran su pasado y, a su vez, quieren reorientar u organizar su vida, pero se nos presentan tantos personajes con unos rasgos tan complejos que no acabamos de captar a ninguno, ni mucho menos identificarnos con ellos como manifiesta Vinterberg que es su intención. Aunque profundiza en ellos mucho más de lo que solemos ver en películas comerciales con las mismas características, desde luego el objetivo no está conseguido, pero no solo en la presentación de los mismos, sino tampoco en su evolución psicológica, ya que se fuerza demasiado para el breve periodo de tiempo en el que transcurre la historia.

Cuando un hombre vuelve a casa

Otra característica que la diferencia de las comedias de enredo de Hollywood es que en este caso no se trata de Jennifer Aniston preocupada en encontrar su príncipe azul, sino que es el «príncipe azul» quien tiene que conquistar a su princesa dejando atrás una vida ya resuelta. Podemos interpretarlo como una historia que da la vuelta a los clichés que convierte al personaje masculino en el centro y protagonista de la historia alrededor del cual giran las dudas y los problemas.

 

Por otro lado, no puedo pasar sin mencionar el cuidado visual de la película; igual que el intento de profundizar en los personajes no se ha quedado más que en un intento, la iluminación natural destaca a lo largo de la película, así como el tratamiento del color. Los planos rodados en el interior están compuestos sobre colores fríos con una iluminación más tenue, mientras que los planos exteriores llaman más muestra atención por lo cálido de sus colores, sobretodo el naranja, y su a veces excesiva luminosidad. El contraste entre ambos planos es muy fuerte ya que además se suceden de forma aleatoria, de tal manera que no podemos asociarlo con la narración, en todo caso con la psicología de los personajes, a veces tan fríos y otras tan pasionales. Podría haber funcionado mejor si no se hubiese trabajado la iluminación de una manera tan independiente al relato.

 

Aunque como comedia no termina de funcionar, eso no quiere decir que no te rías en toda la película, constantemente encontramos toques cómicos, pero no todos funcionan ya que los rasgos excesivamente dramáticos (aunque poco conseguidos) de los personajes hace que la película se quede a medio camino entre dos géneros sin llegar a cuajar en ninguno. Como comedia no cabe esperar un tratamiento muy novedoso o más profundo pues en esta película no encontramos más que un intento de Vinterberg de darle un giro personal a lo de siempre.

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