El Origen del Planeta de los Simios

El Origen del Planeta de los Simios: Los animales también tienen sentimientos

Rupert Wyatt y FOX han jugado una carta muy inteligente con El Planeta de los Simios. En lugar de hacer un remake de la original y arriesgarse a recibir críticas por todas partes (tal y como le ocurrió a Tim Burton en 2001); han decidido «inventarse» una precuela reimaginando el universo de Pierre Boulle (autor de la novela original en que se basa la saga) para así tener carta blanca en futuras entregas -si las hay.

 

Antes de entrar en materia conviene dejar claro que El Origen del Planeta de los Simios no parte completamente de cero, sino que se inspira en La Rebelión de los Simios (1972), en la que los simios eran esclavos de los hombres y se alzaban contra ellos. Aquí, sin embargo, no estamos ante ninguna lucha contra el poder, sino que nos encontramos con una fuga de «prisión» perpetrada por un grupo de primates.

 

Origen del Planeta de los Simios

 

Los simios, liderados por César, se unen para escapar de una reserva en la que son maltratados por los cuidadores. Y este es, en esencia, el argumento del film. Pero claro, de alguna forma hay que explicar el porqué de la inteligencia primate y es aquí donde la película adquiere profundidad y se convierte en algo más que un blockbuster.

 

En La Rebelión de los Simios se señalaban temas referentes al racismo y la esclavitud, muy en boga en los EEUU de la época. En El Origen del Planeta de los Simios se da una situación similar. Superados los problemas raciales -al menos en parte- el foco se pone sobre los avances médicos.

 

La premisa con la que parte la película es la búsqueda de una cura contra el Alzheimer, pero los resultados de la investigación van mucho más allá, pues entre los efectos del suero creado está el de la potenciación de la inteligencia. Ahora bien, este planteamiento abre un abanico de posibilidades y muchas cuestiones referentes a la ética científica: ¿podemos jugar a ser dioses? ¿deben sacrificarse vidas inocentes parar salvar la vida de miles de ellas? ¿se debe experimentar con animales? ¿pesa más el interés económico que el médico ya sea para cancelar o acelerar investigaciones?… Estas y otras preguntas son las que mueven a Will (James Franco) y dan consistencia a la historia.

 

Conjugar dos tramas tan interesantes (la de César y la del Alzheimer) puede ser peligroso si no guardan una armonía. Un aspecto que la cinta consigue llevar hasta el último cuarto de metraje.

 

Origen del Planeta de los Simios

 

Cuando la película llega a su recta final ambas tramas ya se han separado la una de la otra por completo y la que sale perdiendo es la científica, que se resuelve de un plumazo, aunque de forma efectiva con un epílogo (tras los primeros créditos) que recuerda al mejor Terry Gillian.

 

Hasta ese momento, sin embargo, las dos encajan perfectamente. De un lado encontramos a César, cuyo paso de la infancia a la edad adulta con su familia humana, encierro y posterior concienciación y alzamiento es lo que lleva el peso de la historia; mientras que las investigaciones de Will y las reflexiones sobre la enfermedad de su padre (John Lithgow) quedan como un estimulante apoyo y dotan de profundidad a la historia.

 

Pero además, para gozo los nostálgicos y admiradores de la saga, el film está plagado de paralelismos con la cinta de Franklin J. Schaffner (la original de 1968) y hay dos claras referencias al viaje espacial de George Taylor (Charlton Heston) con el fin de conectar ambas historias. Pero sin duda, el momento más esperado [SPOILER] es cuando César grita «¡no!» Hecho que de acuerdo con las películas originales marcaba el punto de cambio e inicio de la rebelión. [FIN SPOILER]

 

El poder de una mirada

 

Además de la consistencia de la historia el otro gran atractivo de El Origen del Planeta de los Simios es su apartado visual. El trabajo de WETA (los responsables de los efectos de Avatar, El Señor de los Anillos o la inminente Tintín, entre otras) logra que en pocos minutos olvidemos que César y el resto de simios están hechos digitalmente. Y es que con una simple mirada César (Andy Serkis) es capaz de transmitir un gran repertorio de emociones casi humanas.

 

Origen del Planeta de los Simios

 

Los simios, a pesar de no tener la capacidad del habla, son capaces de expresar con gestos lo mismo que los actores «reales», lo que evita posibles distracciones debidas a un mal acabado en los efectos. Si a esto le sumamos que todos los escenarios son reales, la fusión de los elementos digitales con los decorados y actores reales difícilmente puede ser superada hoy día.

 

La labor de WETA y la de los actores que encarnan a los chimpancés (en especial el de Andy Serkis) resulta determinante para alcanzar un alto grado de verosimilitud que no desentona con la historia.

Acerca de Daniel Lobato

Avatar de Daniel Lobato

El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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